sábado, 16 de febrero de 2013

ARGENTINA: ¿UN FETO HUMANO PETRIFICADO? - J. J. BENITEZ


El revolucionario hallazgo del doctor Cabrera no ha sido el único. En 1966, en ese mismo continente, un minero fue protagonista de otro singular descubrimiento. Sucedió en las estribaciones del Nevado de Cachi, en la provincia argentina de Salta. Ricardo Liendro marchaba con su mulo cuando se sintió atraído por una extraña roca. La tomó en sus manos y, al examinarla, se le escurrió de entre los dedos, precipitándose contra el suelo. Se abrió en dos mitades y en su interior apareció una pequeña figura -en piedra-, que guardaba un extraordinario parecido con un feto humano.
La pieza fue sometida al dictamen de los médicos. Y todos llegaron a la misma conclusión: se trataba, en efecto, de un feto humano, pero petrificado. En otras palabras: un feto cuya edad podía oscilar alrededor de los dos millones de años. ¿Cómo era posible?
Según la paleontología, la irrupción del hombre en América se remonta a unos cuarenta mil años como máximo. ¿Se trataba, quizá, de un error? El informe de ginecólogos y anatomistas no deja lugar a dudas. He aquí algunas de sus conclusiones:
...Al examen visual, la pieza mencionada da la impresión, sin posibilidad de equivocación, de que se trata de los restos petrificados de un feto humano, de una edad próxima a los
cuatro o cinco meses. El contenido de esta cavidad petrificada, que se abre espontáneamente, presenta, de arriba hacia abajo, un polo de longitud aproximada de seis centímetros, redondeados y con las características de ser el polo cefálico (cabeza del feto), notándose muy claramente en la parte inferior de este polo una hendidura representante del cuello e, inmediatamente por debajo de la misma, una prominencia: el hombro izquierdo. Hacia abajo de esta prominencia, una superficie rectangular, el dorso del feto; continuando esta superficie encontramos más abajo otra prominencia redondeada que sería la nalga izquierda, terminando ésta en otra prominencia igualmente redondeada (la rodilla izquierda) y naciendo de ésta y en dirección hacia abajo, la pierna del mismo lado, terminando hacia abajo en una prominencia que representa el pie del mismo lado.
La actitud del feto -en flexión- es característica del ser humano. Adherido al vientre y también al miembro inferior se aprecia un disco con las características del órgano denominado placenta, con un borde circular y dos caras: una externa (a la vista) y la otra unida al vientre y al citado miembro inferior.
Se aprecia también la existencia de un gran número de crestas y surcos con unas direcciones características y propias de las arterias y venas de la placenta en su trayecto hacia el cordón umbilical.
Hacia el costado derecho del feto, a nivel de borde, se nota una prominencia de un centímetro y medio de longitud, con dos bordes (uno convexo y otro cóncavo) que denuncian la presencia de cortes de un segmento del referido cordón umbilical.
Entre el vientre y la placenta se advierten una serie de abultamientos que podrían ser miembros.
Llama poderosamente la atención la forma de la cavidad petrificada -ovoide-, típica de la matriz humana cuando contiene el feto.
Dada la conservación de la forma y las características anteriormente detalladas, es factible que la petrificación se produjese cuando el feto se hallaba contenido en la matriz...




Y si en verdad nos encontramos ante los restos petrificados de un ser humano -con una antigüedad próxima a los dos millones de años-, ¿a qué conclusión podemos llegar?
Obviamente, a la ya mencionada: la ciencia oficial debería revisar sus rígidos parámetros.
Nuestra humanidad, con toda probabilidad, no ha sido la primera y -quién sabe-, quizá no sea la última... Si en los inescrutables designios de la Providencia figura el total exterminio de la actual raza humana, y si en un lejano futuro apareciera sobre el planeta una nueva forma de vida inteligente, ¿qué clase de «vestigios» delatarían nuestra pasada existencia? Si el margen de tiempo entre una y otra «humanidades» fuera de 65 millones de años -por citar
el caso de las piedras de Ica-, ¿qué elementos podrían soportar el natural deterioro? En principio, sólo uno: las rocas y los restos petrificados.

Nota extraída del libro de J.J. Benitez, Mis Enigmas Favoritos, p. 76/77.
Foto G. Jordana.


PREGUNTAS: 
¿Y DÓNDE ESTÁ EL FETO PETRIFICADO AHORA? 
¿QUIEN LO TIENE?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...